Me acordara o no todos los fogones anteriores en donde estuve, este era definitivamente distinto. Era El Fogón. Era el momento de cumplir un sueño y fue tan mágico y perfecto como debía ser.
Estaba el frío que, aunque no sea muy amiga de él, era más que necesario para poder disfrutar de este calor de fogón, y ¡hasta se corrieron las nubes para que se vea la luna!
Mientras caía el sol, bajaba la temperatura, se iba armando el fuego y se organizaba lo que sería la comida, tuve la gran oportunidad de escuchar la avant premier del sueño e inmortalizarlo en fotos.
Cuando todo estuvo listo y estaban todos los invitados, nos sentamos alrededor del fuego. Comenzaron las canciones en compañía de la guitarra y se cumplió EL SUEÑO!
Le siguieron muchas otras canciones desafinadas, mucha alegría y diversión. La infaltable picada y un riquísimo pollo al disco.
Una hermosa noche con esa sensación de encantamiento que genera el fuego, rodeada de cariño y buena onda. ¡Les dejo un poco de ese hechizo para que se deleiten!