martes, 18 de junio de 2013

Dulce de Quinotos

Hace unas semanas un amigo me pregunto si me gustaban los quinotos. Eso derivó en que a mis manos, llegaran una gran cantidad de estos pequeños frutos naranja. De más esta decir, o quizás es lo más relevante, que provenían de la casa de su abuela.
Mientras que los comía muy feliz pensé, ¿cómo me puede gustar tanto ésta fruta extremadamente ácida? La respuesta fue tan rápida como la pregunta en si. Es que, cuando como quinotos, me transporto instantáneamente a mi infancia. A la casa de mis abuelos. A mi mamá comiéndose la cáscara y dándome el interior super ácido. A los juegos. A los inviernos. A las fuentes llenas de ravioles de los domingos. Una hermosa melancolía de recuerdos y sensaciones.
En manos de mi madre, los quinotos pasaron a ser dulce. En su nueva forma volvieron a generarme esa agradable sentimiento, pero esta vez tenía más que ver con los mimos de mi mamá, su  gusto por cocinar cosas ricas los días de frío y con esa calidez del hogar.
Con toda la significancia que tenían ahora para mi esos frascos de dulce, recién hecho y todavía tibio, casi lo obligue a mi amigo a que se lleve uno. No le estaba simplemente compartiendo el dulce, le estaba queriendo regalar un poquito de mi infancia enfrascada. 

miércoles, 5 de junio de 2013

Kilts everywhere!

El sábado asistí por primera vez un Ceilidh de SAPA ( http://www.sapa-band.com.ar/ ). En esta oportunidad se realizó en un antiguo colegio del barrio inglés de Lomas de Zamora.
Cuando llegue, me sorprendí más por lo familiar que era la reunión, que por la cantidad de hombres en falda. Gente de todas las edades se distribuía entre las mesas y los stands de comida y  artesanías celtas.
Hombres, mujeres y niñas usaban por igual el tradicional kilt escoces. Tanto es así, que me arrepentí de no haberme puesto el mio, heredado de mi madre, que podría haber usado con total impunidad en esta ocasión.
Más allá de la siempre impecable marcha de la banda y la danza de los bailarines, todos tuvimos la oportunidad de participar de los bailes tradicionales. Sencillas coreografías muy divertidas y alegres tanto para mirarlas como para bailarlas. (Nota para mi misma: recordar la próxima ¡nada de ir con tacos!)
A fin de cuentas es un gran evento para vivir la cultura escocesa y compartirla en familia o con amigos; aunque, como yo, no pertenezcas a esa colectividad.